Casa 127
La casa es para un matrimonio con tres hijos –sin matices programáticos remarcables- está ubicada en el típico ensanche de casas obreras de primera mitad del Siglo XX cercano al centro histórico de la ciudad: calles ortogonales y parcelas largas y estrechas –cuatro metros-.
Las características de la parcela y el planeamiento generan habitualmente viviendas marcadas por su falta de luz natural y una nula relación, en términos de espacio y ventilación, entre las fachadas.
La estrategia del proyecto, se reconoce en la sección de la vivienda: una disposición poco común del programa por plantas, la incorporación de un patio en planta baja y la utilización de la escalera como herramienta de iluminación natural y ventilación.
Aprovechando que los hijos de los clientes ya eran mayores –diez años el más pequeño- se apostó por separar la suite del resto de programa de dormitorios y situarla en la planta baja. El proyecto renunció a la posibilidad normativa de ocupar el cien por cien de la mencionada planta e incorporó un patio, alrededor del cual se articula la habitación suite y el estudio del padre.
En esta misma planta, se produce el acceso a la casa des de la calle, convirtiendo el garaje en vestíbulo (o el vestíbulo en garaje). Un espacio oscuro –negro- que admite coches y personas.
La zona de día se colocó en la primera planta, al nivel de la terraza formada por la cubierta de la planta baja. La cocina, comedor y salón se relacionan entre sí sin más impedimentos que los mínimos y necesarios. Generando una sucesión de espacios diáfanos y continuos desde la fachada a la calle –cocina- hasta el fondo de la parcela –terraza-. La escalera no fue interferencia, se hizo ligera y precisa.
Los tres dormitorios –individuales- de los niños se situaron en el segundo piso, en fachada, vinculados a la escalera a través de un estudio de generosas dimensiones, que se convierte en zona común de juegos.
La escalera calada a partir de la planta primera, se define con gran precisión, ya que se le exige una gran transparencia, tanto para permitir la máxima entrada de luz natural, como para no entorpecer las relaciones de los espacios comunes de planta primera. Esta herramienta va vinculada a una gran claraboya captadora de luz y ventilación natural. Para favorecer estos objetivos, se renunció a la posibilidad normativa de realizar una buhardilla y se remato el edificio con una cubierta plana invertida.
La fachada –nuestras fachadas- en una situación urbana como la descrita, se empeña en recuperar valores compositivos de las fachadas tradicionales de las casas de un cuerpo del entorno. Ventanas verticales, con postigos opacos, sobre un fondo que nunca pone en cuestión el carácter murario de las construcciones vecinas. La fachada cuando cierra sus postigos, tiende al mutismo absoluto, solo alterado por la puerta rehundida y coloreada.