Casa del Peumo
En un comienzo, una casa de madera como un bolón de río, suave y romo, terso y adiscado.
Luego como un binocular, como un dispositivo, un prisma en el límite de la quebrada, capaz de catalizar la aproximación al borde. Desde la calle un volumen sordo, mudo, solo perturbado por una penumbra, por un negro sin nombre. Luego la inmensidad del paisaje interior, la claridad del oriente y la promesa de nuevos amaneceres. En medio de todo, un Peumo inmaculado, único en el sitio, adorado por todos, como un tótem legendario. Ni accidente ni error, tampoco un acierto, sigue incómodo y amanerado.
El programa responde a necesidades corrientes de una segunda vivienda, en este caso con tres dormitorios, dos baños y un espacio de estar, comedor y cocina, además de una terraza cubierta anexada al patio. Este programa se desarrolla en según la tensión de dos volúmenes análogos que apenas se rozas, como dos botes de pesca que se acarician al anochecer. La disposición en planta obedece a la inflexión cóncava de la tipografía en relación al paisaje.
La casa está construida con un sistema de paneles en estructura 2x4’’, bastante corriente, anclada a un zócalo de hormigón.