La confitería se ubica próxima al centro histórico de la población, en un entramado de calles estrechas, con presencia de locales en la mayoría de sus plantas bajas. Se trata de un negocio con mucha historia y de los más antiguos de la población. Con 100 años realizando pasteles artesanales, a día de hoy, permanece abierto.
Las premisas del proyecto eran claras y concisas por parte del promotor: innovar pero sin diluir la identidad de una confitería. Por tanto, se decide actuar exclusivamente en la fachada y la zona de ventas, únicos espacios fuera de contexto.
Se trabaja con pocos materiales, así como una paleta cromática reducida, tanto en el interior como en el exterior, para que el proyecto tenga unidad y concepto. Materiales tradicionales y planos limpios, trabajados de una manera moderna que actualicen la versión de la confitería.
Como materialidad, se trabaja con cerámica y madera. Con pavimento de Saloni y cerámico de 10 x 10 cm de color grisáceo de Pavigres, que da presencia a la intervención y refleja un recuerdo de los antiguos obradores cubiertos por este material. Se trabaja dejando la junta abierta en el interior, generando relieve y una visión del cerámico diferente a la tradicional. La madera, con la misma que se realiza el mobiliario entero, se elige un contrachapado fenólico de abedul, que remarca las zonas de exposición, ventanas, mostradores, cartelería, dando calidez a los espacios creados.
La iluminación se trabaja de una manera ambiental y ocultándola, que evita la aparición de luminarias, apareciendo planos de techos y paredes limpios.