REFORMA DE VIVIENDA EN BILBAO
El encargo recibido se planifica desde unas limitaciones económicas muy marcadas y es desde este apartado desde donde se comienza a definir el proyecto resultante.
Una vez analizada la morfología de la vivienda existente, compleja y extraña debido en gran medida a ser ésta la resultante de una segregación anterior, se opta por mantener el mayor número de elementos posibles y consiguiendo finalmente aprovechar gran parte de los tabiques y falsos techos presentes.
En la propia composición de la vivienda existe un punto clave y singular, que por su propia forma se convierte en la clave del proyecto; un espacio circular que preside la vivienda y se abre al exterior en una localización envidiable dentro de la villa bilbaína, con vistas al encuentro de las calles Gardoki, Bertendona, Rodríguez Arias y Licenciado Poza, enfrentándose a la imponente Biblioteca de la Diputación, este punto se erige como núcleo vertebrador del proyecto.
Dicho espacio acaba por condicionar cada decisión, tanto en sí mismo como en lo que se refiere al esto de habitáculos. Su ubicación dentro de la vivienda, al final de la misma, nos llevó a resolver el inevitable pasillo de acceso de una manera en la que, ya desde el mismo vestíbulo de entrada, se pudiera reconocer que lo importante se encontraba allí donde la vista podía alcanzar. Otro círculo a modo de recibidor avisa al visitante de lo que más tarde puede descubrir y una suave curvatura en el tabique que separa dormitorios y aseos del resto de la casa favorece esa direccionalidad en el sentido de ese espacio central, acompañando de manera tranquila al usuario hasta la luz.
Una vez ya en ese espacio y con el fin de generar una sensación de mayor amplitud de la que en un inicio se tenía, se rompe el círculo para unir la zona de estar con la cocina y comedor, convirtiéndose así en el remate del pasillo distribuidor y creando estancias más luminosas y confortables.
Ya definido el esquema en planta, la elección y utilización de materiales siguió las mismas premisas. Por un lado, la económica, convirtiendo un elemento denostado en los últimos años como la cortina en uno de los protagonistas finales. Estas cortinas se usan como elementos móviles bien para delimitar espacios de almacenamiento, como divisiones entre distintos habitáculos o para su uso más natural de elemento tamizador de luz natural. Por otro lado, los materiales se utilizan con el fin de reconocer el círculo central como elemento principal, jugando con falsos techos y despieces del pavimento de madera para, a pesar de abrir espacios, seguir manteniendo la forma geométrica pura del inicio, la cual se puede llegar a recuperar íntegramente por medio de las mencionadas cortinas.
Un proyecto que, sin perder de vista la necesidad intrínseca de una vivienda de ser acogedora y amable, intenta conseguir acentuar las singularidades que la hacen “única” con las menores intervenciones posibles, de manera que se acaben creando espacios fluidos y cambiantes que hagan de la vivienda final un espacio fácil de habitar.