Nos gustaría hacer para Lima el Museo más hermoso del mundo.
El tema es “construir la ciudad”. Querríamos que nuestro edificio fuera capaz de responder positivamente a este “momento crítico en el desarrollo del museo y de la ciudad”. Queremos poner en valor el edificio histórico del MALI. Es de gran calidad. Así, optamos por una arquitectura silenciosa y callada. Nuestra actuación, lejos de ser una pieza emergente y caprichosa, elige el camino de la serenidad.
Idea
Construimos un podio pétreo y público cuyo nivel coincide con el de la planta baja del edificio histórico y este queda así realzado. Creamos un podio para realzar la belleza del MALI. Este se llevará hasta el borde de las vías peatonales circundantes. Para acceder, se subirá por rampas en sus esquinas.
En el Paseo Colón se propone un sencillo cambio de vías, otorgando al edificio histórico un espacio mayor delante de su fachada. Máxime cuando en esa esquina estará el nuevo acceso al Metro. Así, se pondrá en valor esa fachada que reclama delante un espacio más amplio que el actual. Asusta ver la riada de vehículos casi rozando esa preciosa fachada del MALI.
En la zona colindante con la Av. Garcilaso se hará, subterránea, toda la actuación principal de la nueva Ala de Arte Contemporáneo. Sobre el podio, hacia Garcilaso, habrá un muro largo, suelto, con un gran ojo en el centro, para separarse del fuerte tráfico de esa avenida. Emergerá una edificación ligera, un umbráculo, que le dará carácter, imagen y sombra al espacio público. Allí estará el ingreso a la nueva ala.
Paralelo al umbráculo, se abre un patio que llega hasta el fondo, dotando de luz y aire a esa nueva ala. El edificio se articula a través de una amplia escalera central con sus correspondientes ascensores, que preside la construcción del umbráculo. Se complementa con dos núcleos secundarios a los extremos, con escaleras y ascensores, de emergencia y traslado de obras.
Funciones
El nuevo museo se organiza en tres plantas en esquema de peine, con las circulaciones a un lado y el amplio patio longitudinal al otro. En la planta más baja y abierta a los patios está la gran sala de exposiciones que se complementa con un hermoso espacio vertical de triple altura y tres lucernarios. En la planta más próxima a la entrada; las clases. En la planta intermedia el programa de recibo.
Parque
Querríamos que el Parque de la Exposición fuera más útil para la ciudad y atrajera a los ciudadanos a disfrutar de un espacio natural excepcional. Debíamos transformar el actual sistema de jardín francés, cuyo mantenimiento es muy costoso y de poca sombra, por un sistema de jardín inglés; más naturalista y con muchos más árboles, llegando a constituir un verdadero pulmón de la ciudad.
Será muy positivo, y muy hermoso, el contraste entre el podio, más despejado para facilitar las circulaciones y para poner en valor el Palacio de la Exposición, y ese espacio de parque muy arbolado con elementos de agua y fauna.
Hemos optado por una arquitectura que, de la mano de la serenidad, de la lógica y de la verdad, pueda alcanzar la deseada belleza. No en vano Platón nos predicaba que “la belleza es el resplandor de la verdad”. La belleza que querríamos conseguir para Lima con un proyecto de enorme sencillez.