El Carrizal House
El Carrizal, es una casa abierta proyectada para una pareja: un montañista y una historiadora del arte.
Como metodología de trabajo, se invitó a los clientes a soñar sin límites, proyectar su vida en estos espacios y juntos, cumplir paso a paso todos los deseos y anhelos pactados. Para conseguir estos objetivos se celebraron infinidad de reuniones en donde todos nos involucramos en un proceso arquitectónico / constructivo muy participativo. Es así que en algunas etapas del proyecto se celebraron mingas entre amigos para unir fuerzas, generar un sentido de pertenencia y jugar con la economía de ciertos rubros importantes.
Buscar las marcas del terreno
La variada información física existente en este pequeño contexto fue la guía para descubrir condicionantes y establecer parámetros responsables de ocupación. En una primera instancia se hizo un mapeo de todos los árboles (cítricos) involucrados en la superficie, así como los muros colindantes con el interior del predio familiar. Esto con el afán de sortear la naturaleza y generar vacíos que liberen al proyecto hacia el exterior. Estas primeras conclusiones fueron la gran hoja de ruta para plasmar una implantación coherente y cuidadosa con el medio.
En base a estos criterios, el proyecto aparece como una franja longitudinal que se separa del piso y se acopla a una mínima pendiente. Así también sortea la vegetación e incorpora islas verdes abiertas que se relacionan directamente con el interior.
Materia, espacio y estructura
Estética de ruina que simboliza al proyecto: desgaste, imperfección, vejez y precariedad.
Desde un principio la casa tuvo la vocación de ser construida en tierra y madera, reinterpretando así las condiciones de una arquitectura local. De esta manera se utilizaron materiales reconocibles en los alrededores de esta zona del valle, tales como: adobe, ladrillo, madera y carrizo.
Se definió un sistema estructural capaz de soportar el peso de la ¨tierra¨ en altura y que al mismo tiempo proyecte volumetrías bajo un mismo carácter material (piso, pared, tumbado) y espacios de intimidad que sirven a manera de grandes macetas exteriores.
Como estrategia de construcción se logró obtener material en desuso que el Museo Interactivo de Ciencias había desechado. Así, por medio de una limpieza del lugar, se logró obtener el material suficiente para arrancar el proyecto y definir posteriormente algunos detalles específicos. En total se reutilizaron 30 columnas de eucalipto
(18cmts x 15cmts x 600cmts), 15 cajas viejas para almacenar hilos de una antigua fábrica y 270 duelas de chanul.
Las columnas fueron colocadas en el lapso de una semana en base a mingas organizadas entre los clientes, amigos y el grupo de arquitectos involucrados. La experiencia fue dura, arriesgada y exhaustiva.
El interior de la casa transmite armonía con el entorno. Los materiales, a manera de franjas y estratos, son cómplices directos que ayudan a transmitir calidez.
La sala es parte de las islas verdes exteriores, mantiene un fiel contacto con la vegetación, y se convierte en un espacio de relajación/desconexión para caminar descalzo y sentir el olor y la textura del jardín.
La circulación vertical, descolgada y transparente, conecta tres ambientes: el área social/alacena bajo la tierra, la cocina, y los espacios íntimos de descanso. A su vez, este espacio central, vacío e iluminado contiene un juego de cajas voladoras que ayudan a transportar objetos y descolgar macetas. Los cables y poleas representan a los mecanismo utilizados para subir a la montaña.
La casa tiene un núcleo central alargado de carrizo que se proyecta en las superficies laterales y el tumbado. Además de concentrar las circulaciones , es donde nacen y proyectan los espacios hacia los exteriores; es un espacio comodín pasivo.
A pesar de que la casa se encuentra en área urbana definida y alimentada de infraestructura básica, se decidió repensar el manejo de los recursos y establecer así una herramienta consiente de responsabilidad con el medio ambiente. Se estableció un sistema de recolección para el agua lluvia y, por medio de filtros vegetales, un mecanismo natural para tratar las aguas negras y grises, que finalmente se depositan en un pequeño estanque artificial. Finalmente, se utilizó un sistema de calentamiento solar para el agua, el cual reduce significativamente el gasto energético de la casa.