Local de Farmacia y Óptica en Madrid
El encargo consiste en la reforma y ampliación de una farmacia-óptica existente en el barrio de Sanchinarro, Madrid.
Al local de farmacia original se anexiona el contiguo, que posee un uso de sucursal bancaria. El objetivo es que la farmacia resultante aumente su dimensión y consiga la apariencia de un único espacio, a pesar de que originalmente se trate de dos locales independientes, con sus correspondientes servicios y accesos.
La apariencia exterior de la farmacia se resuelve con una fachada ventilada de paneles de fibrocemento de grandes dimensiones, color blanco y acabado anti grafiti. Los huecos de fachada de la farmacia original (acceso al local, ventanas) mantuvieron su posición, mientras que los del banco se cegaron, abriéndose a la fachada lateral, con el objetivo de obtener una mejor orientación solar y enfatizar el carácter abstracto del alzado principal.
El local evidencia a los peatones su condición de farmacia-óptica a través de su fachada; mediante el troquelado e iluminación tanto de dichas palabras como del símbolo universal de farmacia, materializado en una cruz luminosa de tonos verdosos encastrada en la esquina del local, componiendo un alzado singular y garantizando su visibilidad a lo lejos desde las dos calles.
Con el diseño de una fachada tan abstracta se buscaba un deliberado contraste con la apariencia del edificio en donde se instala el local, acabado en ladrillo visto con franjas de mortero monocapa, solución repetida de manera mecánica en las edificaciones circundantes.
En el interior, prevalece una atmósfera luminosa, clara, casi evanescente, buscada mediante el uso de materiales sintéticos como los solados de pvc, las paredes empapeladas en vinilo y los muebles lacados en color blanco con un acabado alto brillo.
El área de óptica, próxima a la entrada al local se identifica con la presencia de un mueble donde las gafas más especiales se exponen de manera singular: mediante un gran panel retro-iluminado en donde las gafas parecen flotar.
La iluminación juega un papel destacado en la búsqueda de dicha atmósfera, mediante el uso de luces indirectas tanto en los planos remetidos de cada mueble como en los expositores de farmacia.
Dichos expositores están diseñados con un sistema de baldas metálicas lacadas en blanco, detrás de las cuales se instalan vidrios al ácido retro iluminados con LED de intensidad regulable. Con este sistema se consigue exponer masivamente los productos manteniendo el orden (tarea muchas veces dificil en los locales de farmacia) e iluminar indirectamente el espacio comercial.
Los mostradores, tanto de atención individual como general, se diseñan ex-proceso para este encargo, ejecutándolos en madera DM lacada en pintura blanca con un acabado alto brillo.
El mostrador de atención al público principal, con unas dimensiones de más de 3.5 metros de largo, se diseña apilando dos grandes piezas de madera dm lacada, deslizando una sobre la otra para crear un efecto premeditado de levedad a pesar de su considerable tamaño.
A pesar de que la paleta de tonos escogida es muy escueta (grises para los solados y las paredes empapeladas y blancos para los muebles y expositores de productos) la farmacia resulta en una amalgama de colores, debido a la variedad y colorido de los productos expuestos.
Arquitecto: Borja Dorado García
Aparejador: Jonathan Gonzalez
Constructora: Becordia Asistencias Técnicas