El Auditorio vuelve su cabeza de león hacia el espléndido edificio del Hostal de San Marcos, y su rostro cubista se construye como un apilado de ventanas en el que aparecen dos órdenes diversos: el perímetro de los huecos, que hace referencia a una geometría abstracta, y el hueco interior de cada ventana, fruto de las necesidades del interior. De esta forma, el plano construido oscila entre un conjunto de ventanas apiladas, a la vez iguales y distintas, que esparcen la duda sobre si el perímetro exterior es anterior al apilado o producto de éste. Es, en realidad, un apilado de indicios contrarios.
El conjunto se organiza en dos construcciones: El volumen principal, continuando las trazas de la ciudad, acoge la sala, y extiende su sección hasta convertirla en alzado. Un segundo cuerpo alberga las salas de exposiciones y gira el rostro para adoptar su geometría y altura a la del Hostal de San Marcos, definiendo un amplio salón urbano donde la ciudad se encuentra con el río.
La sala, con un aforo variable entre 600 y 1200 espectadores, se configura como una sala bifocal que posibilita el ver y verse orteguiano. Este espacio, de acústica variable, permite acoger actividades diversas; conciertos, congresos, óperas, teatro, danza, etc. El interior de la sala se construye con un sólo material, anillos curvados de madera oscura, configurando un espacio contínuo que toma su forma de la exacta definición técnica de los paramentos en función de una acústica óptima, y no del recuerdo de Jonás dentro de la ballena, de la que sólo toma su aparente oscuridad.
Los accesos se producen directamente desde la cota de entrada, mediante un dilatado lobby que vierte sobre un patio arbolado. Una pequeña construcción alargada aloja la administración, configurando un pequeño umbral de acceso o área de quietud que aleja los accesos del cercano tráfico rodado. En la planta sótano, a cota de escenario, se sitúan vestuarios y camerinos iluminados por un patio, sobre el que también vuelca, sin vistas cruzadas, la cafetería.
La estructura del auditorio es de hormigón blanco y las fachadas están revestidas con grandes piezas de mármol travertino, como eco del origen romano de la ciudad de León.