Biblioteca de la U.N.E.D.
Contraste exterior-interior: aspereza frente a sensación de confort dada por la abundancia de madera y los techos de escayola. Aislamiento de los lectores frente a un entorno de autopista. Alternativa a las bibliotecas del siglo XIX: no se ocupa el centro sino el perímetro. Las estanterías cierran la fachada, a través de la cual y del techo artesonado pasa la luz. Una luz que no equivale a vistas, que en todo caso serían lejanas, recortadas en las estrechas franjas de las ventanas altas, sobre las estanterías, como los frescos de las bibliotecas de Labrouste. Arriba, el esquema se invierte: El centro es macizo, y los espacios de la cafetería, sala de juntas y oficinas son miradores hacia la cornisa histórica de Madrid y la casa de Campo. Todo el esquema está soportado por un amplio espacio de acceso y acogida, una sala hipóstila donde la placita exterior - casi un compás - penetra en el edificio. Fuera, el ladrillo evoca el de la primera Ciudad Universitaria de loa años treinta.