El todo es más que la suma de sus partes
Centro socio-cultural de Reinosa
El princípio de asentamiento
El nuevo Centro socio-cultural de Reinosa se asienta sobre los restos del antiguo mercado municipal, conservando y integrándose a las antiguas paredes, las cuales permanecen como memória del viejo edificio y se integran con las nuevas llegando a una altura de siete metros, componiendo un sencillo volumen con forma de caja.
Sobre este perímetro se practican nuevas aberturas, útiles para poner en comunicación, física y visual, el nuevo edificio con su contexto: algunas de estas atraviesan todos los espacios que se desarrollan dentro del centro cultural, de esta manera se establecen múltiples conexiones entre las plazas que rodean el mercado y el proyecto mismo.
Contrario a su sencilla volumetria, el proyecto surge de las sinergia establecida entre los espacios interiores y los espacios públicos. El nuevo centro cultural consta de un tejido urbano condensado entre los limites de una caja, poniendo en obra un concepto que, hace más de un siglo, ya era la base de la tipología del mercado. Conservando el concepto de pequeños edificios reunidos (los mostradores comerciales) dentro de un único gran espacio publico cubierto, el nuevo centro cultural reúne pequeñas y diferentes tipologías de espacios fuertemente conectados, que pueden alojar diferentes funciones y que, a diferencia de lo sucedido anteriormente, buscan vincularse visiblemente con el exterior. De esta manera, el centro cultural puede ser el nuevo catalizador de la vida de la comunidad, atrayendo a los viandantes, “invitando” a entrar y a unirse a las actividades en marcha, o, más simplemente, para utilizarlo como un lugar de encuentro.
Este concepto de máxima permeabilidad visual también se aplica a las cubiertas: a través de la orografía accidentada que caracteriza el tejido urbano en su alrededor, muchas de las casas que rodean el centro cultural pueden mirar el interior. Por eso se puede leer la articulación del edificio a través de la diversificación de las alturas y de la tipología de las cubiertas de cada espacio.
Así lo que se muestra a quién mira al edificio desde una posición elevada, no es un techo indiferenciado y anónimo, sino un jardín animado y lleno de actividad.
Una red de relaciones
La distribución interior del centro cívico se basa en un concepto simple: la planta está dividida siguiendo un “casillero de cuartos” independientes, fuertemente conectados a través de grandes aberturas. Algunos de estos cuartos son patios abiertos que permiten el ingreso de la luz en los salones interiores.
Este sistema de cuartos adyacentes sin distribución produce una perfecta continuidad entre las partes, así como una total “transparencia”, tan literal, porqué a través de los cuartos la gente puede mirarse, comunicar, comprender su posición en la estructura, cuanto fenoménica, ya que el edificio mismo resulta muy simple, así que se puede comprender como se desarrolla y como se puede atravesar con facilidad.
Esta transparencia que caracteriza el proyecto y su funcionamiento, sirve también para comunicar al usuario un sentido de afiliación: lo que sucede simultáneamente en las diferentes partes no es un evento privado, sino un aspecto de la vida comunitaria de Reinosa; todos los que están dentro y afuera participan a todas estas actividades y no solamente a las a que se dedican específicamente en ese momento.
La intención es de generar relaciones entre las personas que están en el mismo edificio, sin limitar la gran variedad de actividades que se pueden hacer, exactamente como sucede en los parques donde diferentes personas de diferente generaciones pueden estar juntos en el mismo lugar sin sentirse incómodos.
Eso porqué los parques son espacios públicos sin jerarquía, donde la conducta de las personas da sentido al lugar: una vez que la gente se va de ese lugar, los espacios vuelven a ser neutros y se ofrecen para acoger funciones totalmente diferentes.
El centro cultural va a trabajar de igual manera, ofreciendo espacios con diferente luminosidad y diferente aparatos (nunca escondidos), de diferente tamaño, pero sin una organización jerárquica que corre el peligro de impedir el dinamismo de las funciones y la máxima flexibilidad.
Funciones
El nuevo centro cultural de Reinosa incluye cinco espacios para el co-working , concentrados a lo largo del lado sur con grandes ventanas que se abren sobre Calle Ruano. Estos son cuartos que pueden ser ocupados por oficinas de start-up y por talleres.
A lo otro lado del edificio, a lo largo de Calle del Sol, están colocados un almacén en la esquina con Calle Pelayo, y un pequeño Café que se extiende, con sus mesas, sobre una parte de Plaza Abastos. Las furgonetas para el abastecimiento de todo el centro cultural pueden entrar directamente a través de la plaza larga puesta paralelamente a Calle del Sol. Los otros cuartos, que ocupan la parte central del complejo y que están a vueltas con el mas grande de los patios, están proyectados para acoger varios eventos, como exposiciones de arte, pequeños mercados eno-gastronómicos y de producción artesanal, cinefórum y las cenas sociales.
Estos sectores han sido también proyectados para ponerse en comunicación abriendo las grandes aberturas vidriadas, así que será posible acoger tanto eventos mayores, y por eso utilizar casi toda la superficie disponible, como pequeñas actividades que pueden también ocurrir simultáneamente; todos serán accesibles por muchas entradas puestas en Calle Pelayo, Plaza Abastos y Calle del Sol.
Materiales y técnicas constructivas
Las antiguas paredes del mercado municipal están guardadas e integradas con las nuevas en concreto expuesto. Estas presentan una superficie estriada producida por un particular encofrado. Este contraste de acabado, en comparación con la superficie lisa de la pared antigua, subraya una fijada discontinuidad entre las dos. Las nuevas aberturas están enmarcados con cajas metálicas , su tamaño, acentúa la transparencia y la conexión exterior-interior. Todos los trabuque internos que delimitan los cuartos están hechos de ladrillo hueco y revoque blanco, así como cada diferente “sala” está caracterizada por su particular suelo en cerámica que vuelve a llamar las texturas típicas locales. Cada cuarto puede, cuando necesario, obtener su discreción con el utilizo de cortinas pesadas también útil para reducir las interferencias de ruido.
Por lo que se refiere a la cobertura, el proyecto prevé el utilizo de techos planos que, claramente están pensados de acuerdo con todos los criterios que este sistema constructivo requiere; por eso cada cobertura ya prevé una inclinación mínima fisiológica (puede ser también incrementada), que, junto a la integración de diferentes acabados, come el techo jardín y/o de gravilla, permite de mantener los criterios formales del proyecto, de mejorar el equilibrio energéticos del edificio y también, en caso de nieve, de ser transitable por su mantenimiento.
El sistema constructivo tradicional asegura bajos costos de construcción y un más fácil control de la ejecución.
Accesibilidad
Todo el edificio se desarrolla en la misma planta garantizando la continuidad de las superficies transitable. Esto permite eliminar todas las barreras arquitectónicas y por lo tanto es perfectamente viable por los ancianos y los discapacitados, condición idónea para un sitio publico que tiene que acoger todo el pueblo.
Perspectiva
El edificio del nuevo centro cultural de Reinosa también es la representación de la continuidad a través de la perspectiva: cada cuarto es un palco (stage) donde se expresa la vida de la comunidad, su laboriosidad y su cultura. Las grandes aberturas rectangulares encuadran cada escena y la fila de estas que se suceden ofrecen una imagen sinóptica y representativa de la comunidad. La “planta casillero” es simplemente la trama de un guión libre, que prevé escenarios abiertos y múltiples. La arquitectura debe reaccionar a la pérdida del sentido de comunidad, proponiendo nuevas y contemporáneas alternativas , gracias a la cual se pueden tomar las relaciones abiertas, mudable y no jerárquicas.
El objetivo del proyecto es conseguir la cohesión social a través de un espacio abierto que permita momentos continuos de intercambio.
En el conocimiento de que en una era en la que las herramientas tecnológicas amplifican, pero al mismo tiempo reemplazan las oportunidades para la comunicación física, la arquitectura tiene la misión de realizar el espacio real para una comunicación directa e inmediata entre las personas. Y esto tiene que ser el objetivo de un centro cívico.