Zentral und Landesbibliothek Berlin
CREDITS
Cruz y Ortiz arquitectos
Antonio Cruz Villalón
Antonio Ortiz García
Colaboradores Cruz y Ortiz arquitectos: Oscar García de la Cámara (coordinador), Javier Monge, Saku Kuittinen, Christoph Wübbe, Miguel Velasco, Juan Carlos Mulero, Rocío Peinado, Mercedes Pérez, Rosa Melero
Infografías: Álvaro Barranco
INGENIERÍA ESTRUCTURAS: ARCADIS Nederland BV, Arnhem (NL)
INGENIERÍA INSTALACIONES: ARCADIS Nederland BV, Arnhem (NL)
ASESOR MEDIOAMBIENTAL: Benito Sánchez
PAISAJIMO: geskes.hack Landschaftsarchitekten, Berlin (DE)
PROMOTOR: AusloberLand Berlinvertreten durch die Senatsverwaltung für Stadtentwicklung und Umwelt
Abteilung Hochbau V B
USUARIO: Stiftung Zentral- und Landesbibliothek Berlin
MAQUETA: Jorge Queipo. Maqueta 1 500
Las pistas de aterrizaje del Tempelhof constituyen trazos de una energía e intensidad casi geográfica. Su fuerza formal nos ha parecido ineludible y ha hecho que este proyecto para la futura sede de la ZLB se apoye en ella.
Así, el acceso principal al edificio se produce desde la prolongación de la pista a través de un gesto – la entrada y su marquesina – dotado de la energía suficiente para ser percibido desde muy lejos. De otra parte, un gran voladizo no es una forma que se pueda considerar ajena a Tempelhof.
La dimensión de la marquesina influye en todo el edificio, generando la quizás inesperada orientación Norte-Sur del mismo. Esta posición del edificio en sentido Norte-Sur presenta grandes ventajas desde el punto de vista energético – de ahí la atención prestada al diseño de las cubiertas – y de otra parte, genera la extensión del master plan hacia el sur y una nueva manzana de uso residencial que ocuparía la parte Este del solar del concurso. La nueva biblioteca sería así no sólo un edificio singular sino también una pieza más del master plan en el que quedaría integrada.
Los evidentes esfuerzos horizontales que el voladizo introduce en la estructura se transmitirán a los sucesivos núcleos verticales de comunicación alcanzando la parte Norte del edificio y anulándose bajo la torre que alberga los depósitos. En conjunto, un edificio muy compacto y simétrico, capaz de incorporar el gran voladizo a su estructura general.
La biblioteca se organiza en tres partes. Una primera parte, bajo el nivel de la marquesina, acoge todos los usos que no están en contacto directo con los fondos, o sea, todos aquellos espacios previos al control. Tras pasar el mismo, la zona de préstamos ocupa la mezzanina para alcanzar más arriba la gran sala de lectura de la biblioteca, que se desarrolla bajo un techo luminoso. La biblioteca infantil, también con iluminación central, ocupa la zona del voladizo: a un lugar especial se responde con un uso también especial.
La zona norte del edificio constituye su espina dorsal en términos logísticos. Oficinas y espacios de trabajo y sobre todo, los depósitos, superpuestos unos a otros en vertical. Todo ello genera un cuerpo de mayor altura que será de gran importancia para un edificio que ha de ser percibido desde lejos, desde el ferrocarril, la autopista o el gran espacio abierto del Tempelhof. Para acentuar este último aspecto, se ha propuesto situar una cafetería en varias plantas en el ángulo Noreste de la “Torre”, generando así un punto privilegiado para observar y para que el espacio pueda ser identificado. Esta apertura constituye una singularidad, una excepción que contradice la organización prácticamente simétrica del edificio.