Casa Gallarda. Níjar, Almería. Spain
Casa en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, Almería.
Las Negras es un pequeño pueblo del municipio de Nïjar, en Almería, tradicionalmente de pescadores. El asentamiento queda enmarcado entre el cabo conocido como «El Puntón» y el acantilado denominado «Cerro Negro»: emblema, icono y seguramente origen del pueblo. El pueblo original, lo forman las casitas bajas más cercanas al mar, ampliándose hacia las huertas. El desarrollo económico y turístico, hizo que el pequeño pueblo ampliara sus límites, de forma controlada y sostenible. Pequeños apartamentos, siempre vinculados al turismo, y la construcción de casas aisladas, siempre entregándose al blanco del sur, a los volúmenes claros y a las cubiertas planas, como único credo; y sin más concesión al ornato que un geranio en las ventanas, siempre de pequeñas dimensiones.
Finalmente, en las últimas décadas del siglo XX, se desarrolló un nuevo sector de muy baja densidad denominado «Cortijo de las Negras», donde se asienta nuestra parcela. El sector sigue los cánones de las urbanizaciones que se apoyan en una topografía de pendiente moderada: viales paralelos a las curvas de nivel —algunas de ellas, terminan en un cul-de-sac—; y parcelas, cuya única obsesión, es mirar a ese Mar Mediterráneo que les da sentido, y a ese «Cerro Negro» a quien honran con su nombre.
Se trata de una casa de vacaciones que, previsiblemente, termine convirtiéndose en la vivienda habitual de una pareja joven, con posibilidad de tener hijos, y que reciben visitas de amigos y familiares. Por tanto, una casa de amplias dimensiones en su zona más pública —estar y comedor— y vinculada siempre, al exterior (tanto a la parcela aterrazada, donde se plantarán pinos, como a la plataforma de la piscina).
Por tanto, se propone una vida de actos sencillos, sin renunciar al placer de lo cotidiano: regar unas plantas, sentarse a leer debajo de un árbol, tumbarse bajo la sombra del porche o zambullirse en el agua bajo la canícula. La Arquitectura mediterránea siempre fue ese bastidor blanco y sencillo —a veces invisible—, donde la gente se entrega a la felicidad, casi sin darse cuenta.
La Casa se sitúa en lo alto de la parcela, allí donde las vistas al Mar Mediterráneo, al pueblo de Las Negras y al Cerro Negro son más nítidas.
Así, el volumen de la casa se orienta, por un lado buscando las mejores vistas; y por otro, acomodándose —en su lado mayor— a las curvas de nivel. La Casa da una respuesta austera, eficaz y definitiva al «sitio»; así como a los condicionantes programáticos del cliente.
La casa es heredera de una tradición de casas mediterráneas: volúmenes encalados de color blanco, cuyas ventanas —bien por su reducido tamaño o por su retranqueo— se protegen de la irradiación directa del sol, evitando el molesto efecto invernadero que se produce cuando éste incide en las superficies acristaladas. La tradición mediterránea, exige de casas semienterradas, por tanto, frescas.