Escuela de Hostelería en el Matadero de Medina Sidonia
Premio ASCER de Arquitectura 2012
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Intervenir en los vacíos de la ciudad histórica tiene algo de acomodarse en ellos, de instalarse, de cobijarse en los huecos y porosidades consolidados a lo largo del tiempo. La densidad de la arquitectura de principios del siglo XIX del antiguo matadero de Medina Sidonia, constituida por muros, patio, piedras, cal y las columnas desplazadas del templo fenicio de Hércules-Melcart, contrasta con el espacio potencial que ha permanecido vacío durante dos siglos como lugar de llegada del ganado, callejón de sacrificio y corral de porcino y vacuno. Este vacío es el reflejo negativo del propio matadero, un lugar vacante limitado por el potente muro encalado que encierra el solar. El proyecto propone atrapar dicho espacio bajo una nueva cubierta que limita la intervención de nueva planta, clarificando y consolidando el ámbito original de la construcción del matadero y vinculando la propuesta con la silueta de Medina Sidonia.
Medina Sidonia posee un particular relieve que permite la continua contemplación de sus cubiertas. Los lienzos encalados de su caserío se rematan con coberturas cerámicas de diversas tipologías que observadas desde distintos lugares del encrestado perfil de la ciudad aparecen como una única y gran obra de arcilla que se amolda a la topografía. La nueva cubierta del matadero recurre a esta idea de plano cerámico modelado para trazar una geometría que se alza y agacha configurando una sección quebrada que se reviste completamente de piezas de cerámica cocida. La cubierta, confinada entre los muros perimetrales, se encrespa para iluminar el espacio entre muros y queda salpicada por patios que funcionan como chimeneas de ventilación que no son sino grandes maceteros de especies culinarias, mientras en las naves originales del matadero se sitúan los comedores didácticos abiertos al patio principal.
La cubierta proyectada alberga el programa docente, reservando los espacios ubicados en el edificio original para las salas del restaurante asociadas al patio y para las oficinas en planta primera de la crujía de fachada. De este modo se libera al anciano matadero de servidumbres y usos menores de tan difícil conciliación. Las circulaciones de la Escuela de hostelería se desarrollan en torno al edificio primitivo por su cara exterior, liberando todo el perímetro y permitiendo su registro. El acceso por el patio original se reserva para la entrada de público, mientras que el de los alumnos sucede a través del antiguo callejón de sacrificio del que conservamos su traza, procuramos una cierta contaminación entre ambos mundos a través de las transparencias de la cocina hacia los espacios comunes y el patio. Estos espacios de circulación están cubiertos por una estructura en vuelo que no toca el edificio original, evitando cimentar cerca de él dado que los característicos desplazamientos del terreno de Medina Sidonia obligaron a recurrir a pilotes. Esta situación permite introducir una grieta de luz que ilumina el deambulatorio al tiempo que subraya la independencia estructural de la nueva cubierta. Todos estos espacios se han revestido con superficies blancas que unifican y acentúan la geometría de los techos. Al exterior, una única pieza de cerámica cocida confiere unidad al conjunto intervenido al tiempo que reinterpreta el modo compositivo arraigado en el lugar de volúmenes blancos rematados con planos cerámicos. La nueva cobertura emerge del vacío encerrado por el muro perimetral y eriza su perfil buscando la luz y su reflejo en la multitud de cubiertas que van remontando la loma de Medina Sidonia.