La posición de borde urbano del emplazamiento y la voluntad de relacionar de manera fluida los espacios interiores con los espacios exteriores llevaron a abordar el proyecto como una organización abierta de elementos lineales docentes que colonizan el lugar con un trazado extensivo, agrupándose en torno a los espacios exteriores que se abren al paisaje y configuran las áreas de juegos.
El planteamiento del proyecto también responde al condicionante del ajustadísimo plazo de ejecución (4 meses), que implicaba la elección, desde la sencillez y la rapidez de ejecución, de soluciones constructivas sistemáticas y generales.
La escala del programa definido por el Gobierno de Aragón, que incluye 12 unidades de Infantil y un comedor, se fragmenta en una disposición abierta que permite convertirlo en un entorno aprehensible para los niños, así como garantizar la iluminación y ventilación natural de todos los espacios. La implantación de los edificios en la parcela, que se completará con el futuro centro de primaria, responde a las determinaciones geométricas de la misma y la necesidad de evitar la incidencia de la sombra del edificio residencial próximo.
Frente a la disgregación en planta, una cubierta de planos continuos que asciende, desciende y se quiebra en función de los espacios interiores, dota al conjunto de unidad y de un carácter topográfico, proporcionando a cada uso una altura específica. El perfil quebrado de las aulas permite la doble iluminación y aumentar su profundidad, con una planta cuadrada muy adecuada para su tamaño. En el exterior, el edificio se define por su cubierta continua de planos inclinados apoyada sobre muros con un revestimiento de fachada ventilada de piezas cerámicas extrusionadas de gran formato.
La atención prestada en el proyecto a los espacios exteriores se refleja en la definición material del plano del suelo y la jardinería. En los patios abiertos, césped, pavimentos de caucho in situ de diferentes colores, arena, y una solera de hormigón pigmentado en tonos terrosos configuran los pavimentos, mientras que el suelo de los patios cerrados, ajardinados con bambú, está acabado con grava volcánica y corteza de pino. Las especies de hoja perenne, junto con el césped natural, contribuyen a crear una atmósfera vegetal que define el carácter del centro, mientras que las especies de hoja caduca ofrecen un aspecto cambiante con las estaciones del año.