La fachada del edificio se desdobla en dos capas situadas en distintos planos. La primera capa está formada por la estructura metálica, que recuerda a la directriz vertical de los árboles del entorno. Constituye el esqueleto del edificio. Está revestida con un composite de acero inoxidable pulido mate.
La segunda capa es la que lleva consigo la verdadera esencia del cerramiento, que se disuelve en el espacio por los reflejos ocasionados por los distintos planos de vidrio. Es un paño terso de vidrio oscuro, que deja en el centro las ranura continuas y menos opacas por donde el edificio se asoma al exterior.
La visión desde el interior quiere parecerse a la imagen que se tiene desde dentro de un parque. Una vista tamizada por las luces y sombras de los troncos, abrigada por la protección natural de los árboles.