Biblioteca Sagrada Familia
La biblioteca Sagrada Familia nace de la reforma de un edificio existente sin uso, dentro de un complejo de equipamientos.
La reorganización de los accesos del complejo, una significativa modificación en la estructura del edificio y una metamorfosis de su envolvente han transformado el edificio y han dado un nuevo valor a la esquina del Eixample. Una construcción cerrada ha dado paso a una biblioteca permeable, abierta a la luz, a las vistas y a la ciudad.
.
.
La propuesta del concurso se basó en dos operaciones principales, ideas que permanecieron hasta completar el edificio. La primera, dejar entrar luz al interior del equipamiento mediante una apertura física significativa y a través de la sustitución de su piel.
.
.
La segunda, cambiar el sistema existente de accesos esparcidos y poco jerárquicos por una fórmula que abre el edificio a la calle, convirtiendo los accesos principales en una prolongación del espacio público. De este modo, con la modificación de los accesos y la forma en la que el nuevo edificio completa volumetricamente la manzana del ensanche, el chaflán (que en la constelación anterior funcionaba como un espacio residual), recibe aquí un protagonismo bien merecido.
El nuevo uso del edificio, inserido en la trama Cerdà del Eixample, requiere espacios abiertos y luz natural. Un vaciado vertical aparecido tras la eliminación de la crujía central da forma al edificio, dividiéndolo en dos barras paralelas, introduciendo un espacio de luz en el centro de la biblioteca.
.
Los velos de las fachadas intercambian, a lo largo del día, las transparencias entre interior y exterior. La piel, como serie de filtros que da al edificio su aspecto variable, destila la luz exterior que llena el espacio de la biblioteca. El sistema de pantallas, filtros, transparencias y visuales contribuye a un espacio rico y perceptivamente cambiante.