Museo CAN FRAMIS
El antiguo Barrio del Poble Nou, motor productivo de la ciudad de Barcelona, estaba construido mayoritariamente por recintos industriales sin ningún interés arquitectónico. Las pocas excepciones que el catálogo de Patrimonio decidió conservar pueden crear una imagen equivocada de lo que fue este lugar. La realidad es que la mayoría de las construcciones eran muy precarias, sin ningún interés que no fuera el meramente productivo y construidas mediante un proceso continuo de adiciones con técnicas de construcción muy heterogéneas. Can Framis puede ser una muestra de este tipo de construcciones y no quiere maquillar la textura de su vieja y deteriorada piel que actúa como contraste con la alta tecnología exhibida en su entorno.
La intervención contemporánea consiste en cauterizar la herida consolidando los testeros y en construir un nuevo edificio que conecta las dos naves existentes, coincidiendo a su vez éste con el trazado de otra antigua nave. De esta manera los tres edificios configuran un patio que se convierte en el vestíbulo del futuro museo y en espacio para actividades polivalentes.
Todas las intervenciones se materializan con hormigón basto que se funde con los pavimentos. Una capa de pintura gris protege los muros existentes dejándonos ver su textura (ladrillo, piedra, arcos, cicatrices antiguas de ventanas, etc...), formando un collage contemporáneo de texturas, agujeros y tapiados que es reflejo de los diferentes estratos e intervenciones que ha sufrido el edificio a lo largo del tiempo.
En el interior la visita se inicia en la cota más alta accediendo desde el ascensor del vestíbulo, consiguiendo así un paseo continuo, de bajada y sin interrupciones del recorrido expositivo. La alta densidad de exposición requerida deja a las escaleras como únicos puntos formales del recorrido.
El jardín remarca la cota insólita donde se emplazaba el museo, un metro y medio por debajo del nivel de la trama Cerdà, producto de su implantación anterior y se eleva en sus límites para esconder el tráfico rodado. La hiedra que tapizará todo el pavimento y los álamos blancos ofrecerán una imagen melancólica y decadente que potenciará el contraste con el olor a nuevo del entorno.