El Palmeral del Parque de la Ciudadela es un pequeño jardín de apenas 1500 m2, formado por una amplia colección de palmeras y una frondosa vegetación arbustiva de carácter tropical. En el conjunto de las instalaciones del Zoo, el Palmeral se viene utilizando desde siempre como hábitat para la colección de guacamayos. Su recóndita ubicación y la presencia ruidosa y colorista de los pájaros, lo convierte en un rincón repleto de encanto, un exótico oasis dentro del parque y un lugar único en la ciudad.
La inmediata construcción de un pabellón deportivo colindante al palmeral dio pié no sólo a redefinir sus límites sino también a remodelar las obsoletas jaulas existentes, lo que a su vez permitió ampliar la colección de guacamayos y reordenar su exhibición al público.
Frente a opciones zoológicas más naturalistas en las que el hábitat del pájaro en cautividad se intenta asimilar al de su medio natural en libertad, nuestra propuesta buscó recrear un jardín, repleto de jaulas de pájaros exóticos, a la manera de los que se hacían construir en sus fincas los colonos procedentes de ultramar, los Indianos, a mediados del siglo XIX, como el Parque Samà en Tarragona o la Torre Castanys en Olot, ambos proyectados por Josep Fontseré, autor precisamente del Parque de la Ciudadela.
El diseño de la jaula se ha realizado en estrecha colaboración con los técnicos del Zoo. La superficie total de cada unidad es de 21.5m2 de los cuales 14.40m2 quedan a la vista del público y del resto que queda oculto, 5.20m2 se destinan a “dormitorio” y 4.90 a pasillo de mantenimiento. La estructura principal de la jaula está formada por una malla de tubos cilíndricos que van cerrándose sobre sí mismos hasta formar una “gavilla” metálica. La necesidad de obtener diferentes grados de trasparencia ha determinado las diversas cualidades del cerramiento exterior de la jaula. La zona en la que el pájaro puede ser visible, queda cerrada mediante una malla electro soldada excepto en su parte frontal en la que se incorpora un gran vidrio que permite pormenorizar la visión de los guacamayos. El dormitorio y el pasillo de mantenimiento se cierran con lamas de madera teñidas en colores diversos. La jaula dispone de dos accesos, uno directo a la zona de exhibición y otro al pasillo de mantenimiento que rodea al dormitorio, lo que permite a los cuidadores realizar su trabajo de mantenimiento sin ser vistos por el público y sin tener que acceder al interior de la jaula.
El proyecto ha concentrado sus esfuerzos en el diseño de una jaula suficientemente compleja para que mediante su repetición se consiga ordenar el jardín a través del recorrido del público. El criterio principal ha sido procurar que las jaulas, dispuestas de manera aparentemente aleatoria, ofrezcan perspectivas diferentes desde el recorrido del público de manera que el conjunto se perciba como un sistema pintoresco exento de reglas y continuamente sorpresivo. Su inmersión en el Palmeral se realiza de manera convivencial, buscando fomentar su exotismo pero respetando al mismo tiempo su carácter recóndito.