Residencia y centro de día para disminuidos psíquicos
Un programa ubicado habitualmente en una villa con un terreno amplio y ajardinado, lejos de vecinos que puedan sentirse molestados u ofendidos, se implanta esta vez en el denso centro de la ciudad. Tres plantas incrustadas entre dos “monstruos” de diez alturas, un solar ajustado donde instalar nuestra “villa en vertical”, desarrollada en torno a un patio-jardín que se abre para buscar la luz e introducirla mediante reflejos entre sus fachadas de cristal. Hacia la calle, la residencia es un lienzo continuo translúcido de planchas onduladas de policarbonato y acero perforado, una tapia sobre la que asoman las copas de los árboles de cubierta.
En el semisótano se instalan los servicios, en planta baja los talleres, gimnasio y comedor, y en las plantas alzadas los tres hogares para ocho personas cada uno de ellos, con sus terrazas sobre el patio. El jardín arranca en el sótano, con bambús gigantes que se alzan varias plantas reflejándose entre los vidrios de distintos verdes, atraviesa las terrazas de madera y acaba en la cubierta ajardinada que, con sus frutales y su huerto, completa nuestra villa deseada.