Colegio Gandasegi
La parcela receptora del proyecto cuenta en su interior con el carismático colegio público matriz - que ofrece su fachada principal al ayuntamiento - sus añadidos posteriores y los módulos edificatorios que acogen la guardería.
La propuesta se concreta en la disposición transversal aérea de un prisma rectangular insertado entre las traseras de los edificios que definen básicamente el solar.
Un doble pliegue en tal volumen laminar se alza interponiéndose entre aquellas y el espacio creado.
El quiebro contrapuesto al edificio matriz del colegio se separa del mismo respetando su rango y asumiendo un efecto-marco que realce su impronta, incorporándolo decididamente a la plaza, mientras que el efectuado sobre la gran medianera de viviendas se adhiere a ésta proponiendo su habilitación: un andamio tecnológico orientado al sur que incorpora las instalaciones del centro.
El prisma contiene un doble emparrillado de aulas separadas por un patio-calle arbolado.
Toda la planta, al igual que las dos emergencias volumétricas, se comunica directamente con el edificio matriz a la altura de su planta primera y mediante núcleo de comunicaciones que atiende a ambos, más rampa dispuesta en la esquina opuesta que asiste a la planta primera, planta baja y semisótano.
La planta segunda del pliegue tras el colegio matriz cuenta con servicios asociados al área de administración tales como sala de profesores y oficio.
El contenedor de la actividad docente, rasgado transversalmente por la “calle arbolada” que prolonga la acabada ahora en fondo de saco y atraviesa el hall del edificio matriz, posibilita, cobijado bajo su panza, un mundo extenso y plural de juego.
Su exploración permite el reconocimiento del artificio sustentado por paquidermos de H-A blanco cuyos vientres se salpican de los elementos textiles del suelo y se constituyen en soporte de juegos o juegos en sí mismos, y de la naturaleza implantada en el subsuelo de la geometrizada parcela (agrupaciones de abedules) que alcanzan incluso las bocas del semisótano.
El suelo de la parcela se constituye mediante solado de hormigón blanco despiezado cuyas faltas se completan con ”losetas vegetales” arboladas y/o acolchadas con material absorbente al impacto (caucho natural perforado vulcanizado). Tanto las vegetales como las de juego/relax se forran con elementos textiles imputrescibles que, ocasionalmente, protegen también los paños verticales o, parcialmente, los paquidermos de H-A blanco que sustentan el aulario superior.
Próximo al núcleo de comunicación adjunto al edificio matriz se instala el centro de control e información mientras el opuesto recoge la rampa de acceso que liga los distintos niveles.
Desde el mundo intermedio del juego la rampa adosada a la medianera de viviendas, constituye el mundo visible del enlace de las tres esferas de actividad: servicios, juego y formación intelectual.
El cuerpo de semisótano, de geometría rasgada por ingentes tragaluces por donde desciende la naturaleza o en su caso el propio acolchado – una especie de “biogargantúa”- cobija la restauración y servicios (aulas de psicomotricidad, almacenes,..) extendiéndose a lo largo del pasaje de acceso, prolongación de la calle norte.
El hall del antiguo colegio se preserva, como en la actualidad, como el gran espacio previo de ingreso al potente patio que techa el volumen aéreo del centro educativo si bien su renovado aspecto, más relacionado con la plaza del Ayuntamiento mediante la extensión del solado externo y la implantación de elementos de cierre, lo integra ahora decididamente a aquella.
Su primera planta, conectada al nuevo edificio, acogerá las aulas de música, idiomas y psicomotricidad mientras que su planta segunda, exenta, se preservará para la implantación de una biblioteca con capacidad de recepción de consultas externas.