Museo Interactivo de la Historia de Lugo
El solar objeto del concurso para el Museo Interactivo de la Historia de Lugo - que hasta hace poco aún albergaba antiguas estructuras industriales - ocupa una posición relativamente desplazada respecto del centro histórico, si bien se transformará pronto en punto de llegada de visitantes a la ciudad. Esto se debe fundamentalmente a la decisión de ubicar un amplio aparcamiento con escala de infraestructura urbana, que afecta directamente a la concepción del proyecto.
Arquitectura y paisaje se funden en nuestra propuesta de un museo-parque, o un parque-museo, que se vinculará a la secuencia de espacios verdes de la ciudad ocultando bajo tierra las áreas de aparcamiento y emergiendo en una constelación de linternas cilíndricas dispersas en un prado verde y continuo. Como ocurre siempre que se pretende formalizar una idea arquitectónica, - no pocas veces surgida de una intuición - es el análisis del programa y el lugar el que da sentido a la propuesta concreta. Dividimos el edificio en dos grandes áreas conectadas entre sí: el intercambiador-aparcamiento y el museo. El fuerte desnivel entre los extremos Este y Oeste del solar, sugiere la posibilidad de tomar una cota media de referencia en el parque de modo que el garaje se desarrolla prácticamente a nivel de calle quedando en consecuencia semienterrado y oculto a la vista.
El Museo y Centro de Visitantes se organiza esencialmente en una única planta iluminada a través de grandes patios circulares que introducen la luz natural al interior y permiten su uso independiente y controlado. Del patio principal emergen - como contemporáneos bastiones cilíndricos en un lugar hasta hace poco poblado por silos industriales - las salas de exposición más singulares y de mayor altura que se transforman en la imagen exterior del nuevo edificio.
El área expositiva se ha concebido a partir de dos tipos de espacios: uno neutro y flexible, apto para la exposición de paneles, módulos interactivos o vitrinas con piezas originales, y otro definido por los tres cilindros, espacios singulares por su forma y su dimensión adecuados para instalaciones audiovisuales y proyecciones. El mayor de ellos es una gran “caja negra” de 500 m2 y 10m de altura libre, que albergará instalaciones museográficas realizadas con nuevos medios y tecnologías.
Las torres que emergen del jardín están recubiertas exteriormente con una malla de acero corten que incorpora iluminación artificial que en la noche alumbrará el nuevo parque. El Museo de la Historia de Lugo supondrá la experiencia de un paseo por un paisaje vegetal y metálico, un campo lumínico cuyo resplandor parecerá emerger desde el interior de la tierra evocando imágenes de prados y cuevas, de murallas y torreones -metáforas de un paisaje y una cultura que los lucenses llevan dentro de su propia memoria.
Enrique Sobejano
Fuensanta Nieto
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