La parcela debe definir el límite occidental visual y significativo del área. Además, constituye el fondo natural del eje urbano del bulevar, el espacio verde que ha aportado desde el inicio un carácter unitario al Parque Tecnológico de Álava.
Los edificios se relacionan de un modo especial con el entorno natural. La geometría de los dos volúmenes abre paso a las vistas directas de la ladera. En el edificio Norte, esta apertura se realiza a través de un atrio abierto de acceso que enmarca la presencia forestal de la colina, y mediante el voladizo frontal, que libera el aire en la fachada principal. En el edificio Sur, las vistas verdes asoman a través de sus voladizos laterales.
En ambos edificios los quiebros de vidrio se han dejado esculpir por el aire. Reflejarán los colores del cielo, los árboles y los montes que rodean el área de forma privilegiada. De este modo, la actuación se convierte en un homenaje evidente al entorno natural.
La doble piel de los edificios proporciona, en invierno, un colchón térmico que disminuye las pérdidas de calor y, en verano, un tiro natural que enfría la fachada interior y disminuye la demanda de aire acondicionado.