La magia convierte la fantasía en realidad, hace participar un hecho común de acontecimientos extraordinarios. Una casa para un mago es un espacio misterioso como lo son su chistera o el baúl de trabajo, en los que la ilusión y los secretos forman parte indivisible de una realidad cotidiana. Ver un mago en acción es una experiencia fascinante, se asiste con naturalidad a situaciones inexplicables, cosas jamás vistas que nos colocan fuera de toda lógica. Con la magia es posible, por ejemplo, hacer realidad el sueño de poseer simultáneamente en una misma casa varias de estilos y épocas diferentes; o mejor aún, diferentes casas que convergen en una sola. Imaginemos un espacio en la ciudad histórica al que pudiéramos acceder a conveniencia desde construcciones distintas, desplazándonos entre edificaciones que nada tienen que ver entre si. El resultado sería una arquitectura comunicada por estancias temporales que como en el “original hombre transportado” nos permite decidir en cada momento la ocupación deseada.
Para llevar a cabo esta idea se han elegido tres arquitecturas próximas existentes correspondientes a tres casas de épocas diferentes, una de finales del s.XIX, otra de 1920 de carácter historicista, y la última, de 1975, perteneciente a la etapa desarrollista. Cada una de ellas dispone de un espacio reservado en planta baja, y simbólicamente representan un umbral de tiempos que configuran una secuencia de entradas diferentes que nos transportan a una cuarta casa de nueva construcción. La comunicación entre ellas se produce a través de una serie de conexiones subterráneas, laberintos de lo absurdo que nos trasladan en el tiempo. Tres caminos que desembocan en un mismo lugar o en lugares diferentes y que sólo tienen sentido vistos en conjunto. Podemos acceder a una estancia del XIX para desembocar en un espacio del XXI o circular de adelante para atrás como si estuviéramos en un túnel del tiempo. Las cuatro casas elegidas hacen referencia a cuatro tiempos de la historia de la ciudad, cuatro puertas que nos conducen a cuatro espacios con características diferentes, como los cuatro naipes de una baraja.