Iglesia del Corpus Christi
El templo forma parte de un conjunto edificatorio resultado de una reestructuración del Hospital del Corpus Christi asentado en ese lugar en el siglo XVI para el ejercicio de asistencia y caridad entre los soldados.
El interior del templo consta de tres naves en planta de cruz latina y cubiertas con bóvedas de cuarto de esfera en los brazos y cúpula de media naranja en el crucero. La iglesia cuenta con abundante ornamentación barroca, especialmente la cúpula del crucero. Las bóvedas se decoran con lienzos con retratos de santos y mártires agustinos, algunos procedentes del primitivo Convento de esta Orden, ocho de los cuales pintados por Bocanegra con ocasión de las fiestas de dedicación de aquél.
Este templo, de pequeñas dimensiones absorbe las irregularidades de su planta trapezoidal por medio del juego de bóvedas de su cruz latina y produce un extraordinario efecto espacial por la verticalidad asombrosa de su espacio central.
Este efecto se refuerza por la transición en pocos metros desde un acceso comprimido por debajo del coro a la descompresión del espacio en las sucesivas cúpulas superpuestas.
Nos encontramos con una estructura arquitectónica de una complejidad considerable, propia de su tiempo y del momento cultural en que se generó, el Barroco.
Por las características peculiares de la espacialidad de este templo la luz cobra el protagonismo como instrumento de conversión del espacio en el marco escénico para el desarrollo de la liturgia. La arquitectura, lejos de ser una parte más del espacio infinito gobernado por la geometría, se concreta y singulariza mediante un lenguaje óptico formalmente desplegado a través de la combinación de la luz y la sombra, y que pasa a formar parte de los juegos de ingenio de sus espacios móviles. La dualidad luz-sombra, se implica en la forma a través de los refinados relieves, del ritmo de los volúmenes de las cúpulas, o del juego entre matices y cortes bruscos que convierten el ornamento en esencia de la definición espacial.