Atrio de la Alhambra
Concurso Internacional de Ideas. Segundo Clasificado
Nuestra propuesta plantea la construcción del Atrio entendido no tanto como un objeto, como un artefacto aislado, sino como parte integrante del Paisaje de la Alhambra. La forma del edificio permitirá resolver, en un solo gesto, no solo el programa de usos sino los límites, relaciones y tránsitos con los espacios colindantes, sin necesidad de proponer espacios de transición o ámbitos residuales.
El edificio responde a la idea de concebir un vacío que lo atraviesa, capaz de asumir al completo el peso programático y compositivo. Este vacío, espacio rector y fundacional del proyecto, es un recorrido, una promenade en el tiempo y en el lugar, una experiencia a través de la historia y el territorio. Un vacío cuya riqueza espacial viene inferida por los elementos y espacios de mediación que se disponen en los márgenes de una geometría angulosa y enérgica.
Precedido de una gran plaza cubierta que a modo de filtro recibe los distintos flujos de visitantes -aparcamientos y autobuses- el Atrio de ingreso inicia un recorrido ligeramente descendente a través de suaves rampas, que permitirán librar el desnivel existente entre los puntos de acceso y salida. Un espacio fluido y continuo, dinámico y luminoso que como un torrente surca el territorio, quebrándose a un lado y otro aceptando las pautas que imponen tanto la topografía como la presencia de la vegetación existentes.
El volumen orgánico y compacto se estructura en franjas longitudinales que, a distintas alturas, procuran la entrada de luz natural al interior del recinto. Una de estas bandas lineales, apretada a la hilera de cipreses, se prolonga fuera del Atrio dibujando la marquesina de los autobuses, con la intención de dotar de unidad y coherencia formal a toda la intervención. Algunas de las piezas del programa de usos se localizan bajo rasante, aunque con luz natural, a fin de reducir al máximo el volumen emergente.
El espacioso vacío interior que recorre el Atrio, convertido en el gran vestíbulo de recepción, organización de colas y distribución de distintas funciones, resulta ser un espacio complejo de una gran riqueza espacial, con una topografía ligeramente agitada, altura a distintos niveles y una atmosfera modulada de luces suspendidas, a través de un entramado de celosías que tamizan y atemperan la entrada de luz natural. Una atmósfera de filigrana, intensa y vibrante, que evocará la de algunas de las estancias palatinas, entendiendo así el Atrio también como un instrumento museográfico a la escala del paisaje.