Biblioteca Manuel Altolaguirre
Ante una parcela ubicada en pleno barrio del desarrollismo de los años 60, donde como decía Camus es “necesario mirar al cielo para saber en qué estación estamos, porque no hay palomas, árboles o jardines que nos los indiquen”, nuestra labor se centra en revertir esa situación.
Dar un árbol al lado del cual leer, sobre el que estudiar….
Dar un remanso de verde, de naturaleza, un pequeño bosque dentro de un duro paisaje urbano necesitado de él.
Convirtiendo así en usuarios del edificio, tanto a los que se encuentran en su interior como aquellos ciudadanos que pasean o reposan en su exterior.
Con la vocación de acompañar y proteger al espacio público que libera, el edificio se desarrolla en sólo dos niveles. El primero ganado con el descenso de la ladera y un segundo que será el único que aflore a la calle Lucientes.
La rampa de descenso del lado norte, acompañando a la vegetación produce, al unirse a la calle Lucientes por unas escaleras, una fragmentación en la intervención, de modo que se independizan las entradas de la biblioteca, orientada hacia el verde; y el auditorio y la sala de exposiciones, que se unen al descenso de la rampa de acceso.
De este modo, el proyecto no funciona únicamente como biblioteca, sino que ofrece al barrio dos equipamientos de uso independiente, el auditorio y la biblioteca.
El auditorio, con una zona de exposiciones, que hace las veces de “foyer” previo, se sitúa en sótano, con ventilación e iluminación por su lado oeste; con una sala con capacidad para unas 80 personas.
La biblioteca, toda orientada a norte, obteniendo así una la mejor orientación lumínica por su homogeneidad, posee en el nivel más bajo, en continuidad con el descenso del césped y los árboles, el área de entrada y recepción, que acompaña a las zonas dedicadas a una lectura más relajada como es la hemeroteca, y la zona de préstamo y consulta de libros. Volcadas al interior, con iluminación y ventilación hacia la calle Lucientes, se encuentra el área administrativa. La sala infantil se localiza en la zona más protegida de la biblioteca y se vuelca a un pequeño patio de proporciones más apropiadas para los niños.
En la planta superior, de una altura libre de cuatro metros, se sitúan las áreas más dedicadas a la lectura como estudio. Esta planta se fragmenta en tres zonas, de modo que cada una de ellas otorga un ambiente distinto al usuario, desde la sala de lectura general, hasta una sala de estudio más oscura e íntima o una zona de audiovisuales de mayor bullicio, todas ellas fragmentadas y unidas por unos conectores, ofreciendo la posibilidad también de pequeños rincones donde esconderse a leer un libro, con los miradores situados en torno al patio o en sofás situados en los conectores, suspendido entre árboles.
Hacia la fachada sur, se vuelca la zona de servicios y de archivo, que se comunica con la zona de recepción y préstamo con un pequeño montacargas.
Esta fachada sur, fragmentada en tres tramos está tratada como lienzos blancos levitando hacia el sol.