La casa se sitúa en Pozuelo de Alarcón, una urbanización de las afueras de Madrid donde la mayoría de las viviendas se caracterizan por el deseo de entonar un aire popular, arquitectónicamente banal. Este hecho y el que la parcela haga esquina con dos calles de intenso tráfico originan la idea del proyecto.
Hacia el exterior los volúmenes edificados y los muros de cerramiento de parcela protegen la vida familiar tanto del ruido como de las miradas de las casas vecinas.
Una vez traspasado el umbral los paños ciegos pierden protagonismo: las distintas habitaciones de planta baja se abren a un jardín de vistas controladas buscando el máximo soleamiento. El volumen de la planta superior gira 90 grados respecto al de la planta baja, conformando su proyección el salón, completamente acristalado a norte y sur, y consintiendo que el jardín se introduzca en la vivienda.
El jardín escalonado se concibe además como elemento de unión entre las dos zonas de la casa que serán protagonistas de la vida en familia: el salón y el cuarto de juegos situado en planta sótano.